sábado, 21 de mayo de 2011

MOVIMIENTO NUEVA DEMOCRACIA MOIRISTA

¡LLAMAMIENTO REVOLUCIONARIO A LA CLASE OBRERA COLOMBIANA!
“La negación de los derechos de organización,
 contratación, movilización, expresión y huelga
 de la clase obrera colombiana tiene como
 única causa la política represiva y explotadora
 de las clases dominantes proimperialistas”
Francisco Mosquera (Moir, Unidad y Combate pág. 66)

La clase obrera colombiana desde su aparición en los albores del siglo XX ha batallado incansablemente por su independencia y por jugar su papel dirigente en la lucha que la nación libra contra la dominación imperialista norteamericana y las clases reaccionarias que usufructúan el poder y le sirven de agentes al imperio. En este batallar, los obreros y los trabajadores en general cuentan con sus organizaciones sindicales y en sus luchas por obtener mejores conquistas se han ido forjando como los mejores combatientes en defensa de los intereses de las demás clases.
Al imperialismo y a la burguesía les aterroriza la existencia de una corriente obrera independiente de los partidos reaccionarios. En el siglo pasado la UTC y la CTC sirvieron a partir de la instauración del Frente Nacional a los intereses de la oligarquía liberal -conservadora, sus dirigentes eran adoctrinados en institutos norteamericanos, sus lideres principales detentaban cargos en la dirección de los partidos liberal y conservador. En 1974 Tulio Cuevas respaldo la candidatura de Álvaro Gómez Hurtado y José Raquel Mercado apoyo al jefe de la llamada centro- izquierda, Alfonso López Michelsen, ambos candidatos al servicio del capital financiero, de la gran burguesía y de Estados Unidos.

Alto precio pagaron los esquiroles de UTC y CTC cuando convocaron conjuntamente con la CSTC a los paros contra las medidas anti-obreras en 1965 y 1969. Ambos paros fueron traicionados y los trabajadores fruto de intensos debates en sus congresos y asambleas sindicales abandonaron a las camarillas. En ese período salió fortalecido un portentoso movimiento sindical independiente.

Los moiristas que participamos en esta liza abanderamos a través de los Bloques Sindicales Independientes de Antioquia y Santander y del Frente Sindical Autónomo del Valle y en conjunto con la USO y Fenaltracar, la construcción de una central sindical antiimperialista y anti-oligárquica. La CSTC, que fundaba su propósito de unir a la clase obrera apostándole a la “unidad de acción” con las camarillas de esquiroles había fracasado y entrampada había tomado partido al lado de Tulio Cuevas y de Mercado en contra del sindicalismo independiente. Nosotros no nos oponemos, nunca nos hemos opuesto ni lo haremos, a los acuerdos para obtener conquistas salariales y prestacionales para los trabajadores. Esto es el ABC del sindicalismo. Pero no tenemos porque esconder nuestros propósitos en aras de una unidad que ponga a los trabajadores al servicio de intereses antinacionales. La clase obrera colombiana jugara su papel de vanguardia en la lucha por la democracia, por la derrota de las clases antinacionales en el poder y por la independencia nacional.

Las dificultades son muchas pero el proletariado sabrá erguirse en medio de las contradicciones y pondrá orden en las filas del pueblo.
Una clase que no asimila el pasado y sistematiza sus experiencias es como un bajel sin rumbo. Este análisis es fruto de la experiencia y desde la orilla del proletariado, de la clase obrera a la que representamos los moiristas y claro, desde la óptica del Marxismo –Leninismo, en un país donde ante la ofensiva imperialista y neo-liberal los círculos de zarramplines que fungían de revolucionarios en su gran mayoría se volvieron de izquierda, la izquierda trasmuto al “progresismo” y los progresistas al oportunismo y al campo de la reacción. Al socialismo no lo tiene en dificultades el exceso de dogmas sino la traición a los principios.

Esta introducción puede ser tan extensa, que bien valdría la pena escribir un libro. Mientras esto sucede esbozamos esta síntesis para favorecer el presente. Negros nubarrones en lontananza acechan contra el papel de la clase obrera y del sindicalismo colombiano.

En 1990, o un poco antes, se anuncio que la guía principal para nuestro “desarrollo económico” seria la tan cacareada apertura económica. La anuncio Cesar Gaviria con bombos y platillos y se estableció como norma constitucional en la Asamblea Nacional Constituyente, convocada por Gaviria, impulsada por Estados Unidos y acolitada por izquierdistas y progresistas. En 1991 nació la Constitución neoliberal, eso si, adobada con varios derechos que el estado no cumple y donde para obtener la atención médica de las EPS se requiere impetrar utilizando el recurso tutelar. Sistema de salud privatizado con la promulgación de la ley 100 que hoy se debate entre la sima de la corrupción y el negociado inmisericorde.

El neoliberalismo en lo económico tiene como razón de ser apropiarse del mercado interno y externo de las naciones sojuzgadas, asumir la superproducción de las potencias económicas y reducir el costo de la elaboración de las mercancías, es decir, mano de obra barata, superexplotacion de la clase obrera, proliferación de las maquilas y negación del derecho de contratación y organización de los trabajadores. Este es el quid del asunto. Es dable que para los progresistas lo que hasta hace poco constituía el eslabón principal para defender la soberanía, en un santiamén y por obra y gracia del uribismo y del santismo haya cambiado de flanco.

El TLC constituye la recolonización definitiva de la nación y en todos los campos de la investigación, la salud, la educación y la seguridad alimentaria quedaremos sometidos a los intereses norteamericanos. Esta era por lo menos la coincidencia fundamental que permitía la unidad de las centrales sindicales CUT, CGT y CTC. El paro de los trabajadores de Telecom en 1992, de los trabajadores Estatales en 1998, de Sintracreditario, la USO, los maestros de Fecode, los proletarios de la caña y muchos otros más, así lo corroboran. Fueron batallas contra las privatizaciones, la liquidación de las empresas y por los derechos de organización, contratación y huelga de la clase obrera y los centenares de movimientos huelguísticos y paros atinaban a un solo flanco: LA DEFENSA DE LA SOBERANIA NACIONAL.

Pero cuando más graves son las medidas contra la nación y el pueblo, un sector de la denominada izquierda y del sindicalismo ha dado un viraje de ciento ochenta grados. En junio del 2010, desde Ginebra, Julio Roberto Gómez Presidente de la CGT anuncio su respaldo a la candidatura presidencial de Juan Manuel Santos y a su Vicepresidente el “compañero”Angelino Garzón. Como no sucedía desde la época de Cuevas y Mercado el Congreso de la CGT realizado entre los días 25 al 28 de abril tuvo como oradores centrales al Presidente Santos y al renegado Angelino y el 1º. de Mayo pasado las masas laboriosas, los intelectuales, los estudiantes y demás sectores de la población fuimos sorprendidos con la participación unitaria de las tres centrales sindicales que habían suscrito un acuerdo para marchar guiados por una plataforma economicista y el apaciguamiento casi hasta su desaparición de cualquier consigna contra el gobierno continuista, demagógico y anti-popular de Santos y contra el TLC. ¡El nuevo esquirol, Julio Roberto Gómez fungía como jefe de la columna el 1º de Mayo! Ni tanto honor ni tanta indignidad. La UNIDAD que tanto alboroza al periódico VOZ, sólo puede ser rechazada por los obreros y los trabajadores en general, o de lo contrario, nos veremos trasegando de nuevo por el sendero de la denominada “unidad de acción”.

Obama y Santos para aprobar el TLC acordaron el denominado “PLAN DE ACCION DE COLOMBIA Y ESTADOS UNIDOS PARA LOS DERECHOS LABORALES”. Además de los derechos humanos y la protección a los sindicalistas, se soslaya para engañar incautos o avezados traidores, la importancia del derecho de asociación y de contratación. De inmediato Julio Roberto respaldo el Plan y el petrismo progresista y los viejos renegados del moirismo llamaron a los trabajadores a alistarse para aprovechar “el gran momento histórico”. Si la superexplotacion del trabajo asalariado es el eslabón de la cadena neoliberal, lo que hacen los oportunistas y esquiroles es pedirle a Obama que nos salve. Es así de diáfano: ¡que nos salven quienes nos entrampan!

El 5 de mayo la absoluta mayoría del Comité Ejecutivo de la CUT produjo una declaración que desentraña el entuerto y pone orden en las cosas. En ella se ratifica el combate contra el TLC y la recolonización imperialista y se mantiene la lucha en defensa de la soberanía nacional; declaración que muestra un buen augurio. A la clase obrera no se le puede llamar a la unidad para traicionar a la nación en aras, como afirmara un amigo nuestro gráficamente, de más camionetas y guarda-espaldas. La clase obrera conoce el camino, lo ha construido desde la gesta de las bananeras en l928 y tenemos la mas intima convicción que a pesar de la contraofensiva, de los halagos, de los ríos de dólares que lloverán administrados por los angelinos y los Julio robertos y de las viejas teorías sacadas a tutiplén por los nuevos engominados fariseos, la clase obrera colombiana mantendrá en alto y con todo vigor la lucha por sus intereses inmediatos y no sacrificara por ninguna dadiva lo que le es propio e inherente como clase: los intereses del pueblo y de la nación colombiana.

El movimiento obrero y popular debe mantener el rumbo y una clara posición de principios. Asunto de tanta trascendencia como el que nos ocupa no puede ser ventilado con exclusividad en los escritorios de las organizaciones sindicales, si bien es cierto que es plausible la declaración de la mayoría de la CUT, el rumbo de independencia, de dignidad y de aprendizaje bien vale la pena que se consolide fruto de la discusión en el seno de las bases sindicales, que se profundice el debate en el seno del movimiento obrero y revolucionario colombiano y que sirva para aislar a los sectores reducidos que han decidido erigir a Angelino y a Julio Roberto como sus oráculos.

La ofensiva de las potencias contra el movimiento sindical por pulverizar el derecho a la contratación y la organización se inicio en Londres bajo el gobierno de Margaret Thatcher prosiguió en todo Europa y la ofensiva continúa en Grecia, Francia y España y esta concentrada ahora en Estados Unidos y América Latina. La predicción de Mosquera sobre la internacionalización de la lucha es hoy una realidad. Ante la globalización neoliberal y el intento de aplastar a la clase obrera la respuesta de los trabajadores tiene que ser generalizada y sin fronteras. El otro camino de vacilaciones y astucias nos conducirá inevitablemente a la derrota.

Los MOIRISTAS DE NUEVA DEMOCRACIA a raíz de la batalla que vienen librando los trabajadores norteamericanos en defensa de sus derechos democráticos de organización, contratación y huelga, expresamos en su momento a través de una declaración titulada “LA SEMILLA DE WISCONSIN GERMINARA”, nuestro respaldo a la decisión de combatir masivamente en diversas ciudades de Estados Unidos utilizando la huelga como táctica de lucha: ¡QUE LOS TRABAJADORES COLOMBIANOS SIGAN SU EJEMPLO!
Comité Ejecutivo Central Bogotá, Mayo 21 de 2011.

No hay comentarios:

Publicar un comentario