lunes, 5 de abril de 2010

Santos es Uribe: Derrotemoslo


“¿Y la táctica cuál es? La táctica la determinan los principios que regulan nuestra acción política, son los distintos pasos que en la práctica damos hasta culminar la línea estratégica de la revolución. Pero aquella no brota directamente de la estrategia. No basta con asimilar qué clase de revolución debemos acometer para saber cuánto corresponde hacer en cada momento de la actividad revolucionaria. Ahí radica su contradicción“

Francisco Mosquera. (Moir-Unidad y Combate, Ediciones Tribuna Roja, pág.16).

El Gobierno de Álvaro Uribe Vélez, constituye el más nefasto periodo en la historia de los gobiernos democrático burgueses. Uribe no se distingue de los anteriores por su entrega de la nación a los intereses extranjeros, ni por beneficiar a las multinacionales, por acrecentar los capitales de los sectores financieros exonerándolos de impuestos, por su falta de respaldo a los productores nacionales, por el desempleo, por el despojo de tierras a los campesinos y por la eliminación de los derechos de la clase obrera, ni por el sojuzgamiento de las masas laboriosas.

El gobierno uribista se caracteriza por haber llegado a la dirección del estado en dos oportunidades apoyándose en un ejército de paramilitares, culpables del asesinato de miles de campesinos, ocupar gran parte del territorio nacional y obligar a votar a punta de fusil a los habitantes de la mitad de la nación.

El estudio acometido por la Fundación Arco Iris así lo comprueba. Las investigaciones de Claudia López, valerosa periodista lo ratifican y si acaso faltara algo, el ex presidente César Gaviria en actitud que lo honra, lo inquirió antes de las elecciones en las que fue reelegido Uribe, que dijera públicamente que no aceptaba, que no quería los votos de los paracos. Uribe se negó a hacerlo. Este Gobierno constituye entonces la más grande amenaza para la democracia colombiana. De ahí que esto configura la contradicción principal de la sociedad y por tanto derrotar a Uribe, en cuerpo ajeno, es decir en el cuerpo de Santos constituye la tarea principal de los demócratas colombianos.

Si los métodos anteriores no fueran suficientes, Uribe recurrió a comprar descaradamente con una notaría y otras prebendas a una pobre señora parlamentaria, lo que hizo de la yidispolítica un modelo de actuación del señor presidente y sus corifeos. Ella término en la cárcel y el Ministro intermediario ungido como salvador de la patria, cuando quien ha debido ser juzgado y destituido era el señor Uribe. Pero aquí no pasa nada como en Fuenteovejuna.

¿Y la burguesía colombiana? Los asistentes al Jockey Club, los emperifollados representantes de nuestra burguesía criolla, tan llenos de orgullo, de moral y de modales para súper explotar a la clase obrera y empobrecer al pueblo, se hicieron los de la visita gorda ante la canalla uribista y se beneficiaron de la infamia y los insultos que el dictador le causó a la patria. Pero un hombre valeroso, de la estirpe del pueblo se levantó en el senado de la república y fustigó a los criminales. El senador Gustavo Petro, que venía denunciando desde el 2002 la infiltración de los paracos en diversos estamentos del estado; en el 2004 acusó a Álvaro Alfonso García Romero, Senador de Sucre como uno de casi 60 parlamentarios asociados al paramilitarismo. Ahí fue Troya. Uribe y sus secuaces dispararon rayos y centellas contra Petro, pero éste no cedió. La olla podrida de los parlamentarios asociados a los paracos estaba destapada. El país y el mundo entero saben que Uribe es el jefe de semejante agravio a la nación y Petro hizo el papel de Gaitán a finales de la década del 40. Este es el gran mérito si se quiere de Gustavo Petro y con ello es suficiente para que sea el candidato del Polo Democrático Alternativo a la Presidencia de la República 2010 - 2014.

El gobierno uribista consolidó su poder del 2002 al 2010, nombrando como jefes del debate electoral, a “Jorge 40”, Salvatore Mancuso, “Don Diego”, Rodrigo Tovar “Pupo”, “Gordo Lindo”, don Berna, HH, y otros “eminentes señores” que después extraditó a Estados Unidos. Así los protegió y se protegió y ahora pretende prolongar su mandato a través de Santos. Por eso Santos es Uribe.

Y en cuanto al combate a las Farc los Moiristas no aceptamos ni presiones ni ningún intento del Presidente Uribe de endilgarnos complicidad alguna con quienes, utilizando el terrorismo, han pretendido someter a la nación. Francisco Mosquera, ex Secretario General del Moir, señaló desde comienzos de 1980 que las Farc habían degenerado en un cúmulo de bandas errantes. En respuesta a la política de paz de Belisario, Mosquera se irguió contra ella, reclamó la potestad para el Estado de las armas y llamó a crear un frente contra esta corriente anarquista. Las Farc respondieron asesinándonos a nuestros queridos compañeros: Eduardo Rolón, Aidé Osorio y Raúl Ramírez. Lo que resulta inviable para combatir a las Farc es irrumpir con un ejército paramilitar, que los combata y domeñe el ejército. Lo demás es imprimirle al Estado un carácter lumpenesco.

Uribe es perverso y no se detiene en sus pretensiones dictatoriales. Siendo de estirpe liberal desató desde el Estado toda su furia contra el Partido Liberal. Compró parlamentarios, repartió contratos y toda clase de dádivas a los filibusteros. Y si no es por César Gaviria liquida al propio partido que lo había llenado de honores.

Una nación donde los partidos son liquidados o creados al amaño del presidente, éste, sin más, se yergue en dictador. La democracia burguesa se basa en la creación y consolidación de los partidos. Se entiende que estos representan concepciones ideológicas y políticas diferentes, pero ese es apenas un requisito que la clase obrera exige para el libre juego de las ideas. Un partido como el nuestro requiere de la democracia para agitar sus programas políticamente y abrirse camino en la mente de las masas. Pero a Uribe no le queda pieza por cortar. De nuestras filas extrajo un grupillo de seudointelectuales que se entregaron al monarca y, cual traidores, introdujeron en los libros del “pensamiento Uribe” citas de los escritos de Mosquera pretendiendo justificar las tropelías de Uribe. Mosquera era un patriota y un comunista y Uribe un antipatriota.

A Cambio Radical, cuyo jefe Germán Vargas Lleras respaldó su primer período y la reelección, le desató una de sus furiosas persecuciones, comprándole parlamentarios porque éste se oponía a la segunda reelección y los utilizó para obtener los votos. Pero Uribe tiene sus sesgos. Apuntaló su gobierno con el Partido Conservador y lo fortaleció y ahora se prepara para dividirlo con el objeto de imponer su candidato. Ojalá a la vieja estirpe conservadora le quede dignidad para defender el partido de Caro y Cuervo.

Y en cuanto al prestigio internacional de Colombia, este sí que está venido a menos. Un gobierno dedicado a representar semejante modelo no puede ser bien visto en otras latitudes. En cada viaje de Uribe es recibido con una manifestación en su contra; en los congresos de diversos países se han realizado debates contra el presidente; hasta en Estados Unidos, donde ha oficiado de monaguillo respaldando la guerra en Irak y Afganistán y permitiendo la instalación de bases militares gringas, el presidente Obama y el Partido Demócrata se opusieron a su segunda reelección; es señalado como violador de los derechos humanos y persecutor de los dirigentes sindicales; y el TLC, que no fue derrotado en Colombia por un movimiento popular corrió mala suerte por las malas andadas del presidente.

Con horror en Colombia y en el exterior se supo de la resolución 029 que otorga $3.800.000 pesos por cada terrorista que sea dado de baja por las unidades armadas del Estado. Esto desató una descomposición en sectores de las fuerzas armadas y que ahora se conoce como los falsos positivos. Centenares de jóvenes fueron sacados de sus casas en diversas ciudades del país y asesinados, para presentarlos luego como muertos en combate. El ejecutor de esta política es el gobierno de Uribe, siendo Ministro de Defensa el hoy candidato del presidente, Juan Manuel Santos. El pueblo no perdonará semejante alevosía.

Y como Uribe disparó contra todo y contra todos, arremetió también contra las cortes. Contra la Corte Suprema de Justicia enfiló sus baterías para que no juzgaran a los parlamentarios asociados a los paramilitares. Amparándose en su supuesta valentía para aprestigiarse, pretendió imponerles un fiscal de bolsillo y como inquisidor los amenazó con llevarlos a la Picota pero fracasó. La Corte Suprema defendió la tradición jurídica del país y cuando menos pensó la Corte Constitucional le salió al paso y falló en contra de la segunda reelección. Impávido el presidente se dio cuenta que no todas las tenía ganadas y se desmoronó su intención de perpetuarse en el poder.

En el ámbito político las principales fuerzas del país se opusieron a la segunda reelección. El Polo Democrático, el Partido Liberal, Cambio Radical, las centrales obreras, los ex presidentes César Gaviria y Andrés Pastrana, Noemí Sanín, Sergio Fajardo y, hasta el mentor de su primera reelección, Fabio Echeverri Correa. Ya no había campo para la maniobra y ordenó a su sucesor lanzar su candidatura.

Se realizaron las elecciones del pasado 14 de marzo y advino la danza de los millones, de los contratos, del chantaje y la presión del Estado y el dinero de los narco paramilitares. Todo indica que más de una veintena de senadores llegaron en representación de sus familiares o jefes que hoy están presos por sus nexos con el paramilitarismo y como las cuentas les dan -porque incluirán el PIN al final-, el congreso quedo mayoritariamente al servicio de Uribe.

Pero sucedió un hecho con el que no contaba Uribe: la consulta del Partido Conservador la gano Noemí dejando tendido al émulo de Uribe, el ex ministro del Agro Ingreso Seguro. Por eso las cuentas no dan. Para imponer a Santos se requiere dividir al Partido Conservador como ya lo viene haciendo, al trasladar los principales cuadros de la campaña de Arias a las toldas de la U.

De otro lado es bueno resaltar la aparición en el escenario político del Partido Verde y la decisión de todas las corrientes antiuribistas de continuar en la liza. Sin embargo, creemos tener sobrada razón, conociendo como conoce el país a Uribe que éste recurrirá a todas las maniobras para que el vencedor sea su sucesor. Tiene tiempo para maniobrar y poder para hacerlo. Carlos Rodado Noriega, histórico dirigente del Partido Conservador, es el jefe del debate electoral del tenebroso Santos. Se ofrecerán ministerios y notarias, embajadas y consulados, dinero a montones de los narco paramilitares, zonas francas como las que le concedió Uribe a sus hijos, y se recurrirá en los campos y en las medianas y pequeñas poblaciones a las amenazas para lograr el propósito de que Santos sea ungido con el solio presidencial. Esta familia no heredó ni un solo escrúpulo de Eduardo Santos, o acaso no valga la oportunidad para recordar que Pachito Santos le solicitó a los paracos que se creara el bloque Capital. Van por todo y se quieren quedar con todo.

Nuestro partido es integrante del Polo Democrático Alternativo y tiene un compromiso de honor con la candidatura del Doctor Gustavo Petro que honraremos y cumpliremos. Pero es nuestro deber alertar a la nación sobre el peligro que corre de llegar Santos al poder. Afirmar tajantemente que habrá segunda vuelta es desconocer la naturaleza de Uribe. Sólo se arriesga en la mesa de póker. ¿Pero existe alguien que conozca a Uribe que pueda afirmar que éste no tiene la posibilidad de imponer a Santos en la primera vuelta? Qué interés tiene una fuerza política al señalar que en la segunda vuelta nos uniremos para derrotar a Santos, quien al fin de cuentas es Uribe?

Nosotros somos una fuerza pequeña, con la modesta pretensión de ser leales al jefe que nos formó y le recomendaríamos a las distintas fuerzas políticas del país que no se jueguen esa carta. Es mejor asegurar. Lo que está en juego no es de poca monta. Es si la nación continúa dirigida por el modelo descrito anteriormente o cerramos filas y defendemos la democracia burguesa. Es decir, aquí no se trata de la simple pretensión de participar en la dirección de una democracia por parte de quienes tenemos unos intereses de clase diferentes. Se trata de que a todas las clases nos interesa una democracia que permita un libre juego diferente a la dictadura instaurada por Uribe.

En caso de no ser así, lo que no logró el binomio Uribe - Santos en estos ocho años lo realizarán en el próximo cuatrienio. A Uribe no le interesa para prolongar su poder modificar las cortes, violentar la constitución y con un congreso amañado poco quedará de lo que fuera la Colombia de ayer. Sin embargo si la situación fuese diferente y Santos obtiene la presidencia de la república en primera o segunda vuelta, los productores nacionales, las clases medias, los campesinos, los intelectuales y más del 95% de la población nos uniremos para defender la patria atribulada.

¡A los obreros sólo nos interesa la Salvación de Colombia, no tenemos interés distinto de clase!


MOVIMIENTO NUEVA DEMOCRACIA MOIRISTA
Comité Ejecutivo

Carlos Valverde R.
Eberto López M.

Bogotá, D.C. Abril 01 de 2010

1 comentario:

  1. Carlos Valverde eres un falso, antes hablaba mal de Uribe y hoy se une al Centro Democrático.
    Me pregunto con que finalidad??

    Con la de destruir los partidos desde su interior?? con la de dividir y conquistar??

    Pues le digo de una vez que estaré muy atento a su paso por primero Colombia y no permitiré que se ponga el riesgo la continuidad del partido de los hijos de mis hijos.

    ResponderEliminar